“¿Por qué si tengo mucho dolor tengo que ir al psicólogo, estoy loca?”
Los trastornos de dolor crónico producen síntomas psicológicos como la
ansiedad o la depresión, porque vivir día a día con el trastorno hace que
nuestra vida se vuelva más complicada y que muchas veces nos supere.
Debemos recordar que el dolor es una de las situaciones más aversivas que
existen y además hay que añadir sus molestos síntomas secundarios.
El psicólogo te va a enseñar cómo mejorar tu estado anímico, cómo
disminuir tu ansiedad y equilibrar la actividad y el descanso y de manera
indirecta, mejorar tu dolor. Además el tratamiento psicológico te ayudará a
que aceptes lo que te ocurre y aprendas a vivir con el dolor.
“¿Por qué en ocasiones me pongo muy nerviosa, como si no pudiera
respirar, con palpitaciones, calor y mareo?”
Los trastornos de dolor crónico aumentan nuestro nivel de ansiedad, que es
un mecanismo de defensa del organismo.
Cuando hacemos las actividades del día a día con dolor, como nos cuestan
mucho, activamos “la alerta” (la ansiedad).
Todos l@s afectado@s de fibromialgia tienen una situación estresante diaria,
que es el dolor, por eso suelen presentan mayores niveles de ansiedad que el
resto de la población. Cuando esa ansiedad es muy elevada puede dar lugar
a una crisis y entonces aparecen los síntomas de la ansiedad (taquicardia,
ahogo, mareo, tensión muscular, sudor, etc.) que suelen experimentarse de
una forma más intensa.
El problema es que con el aumento de ansiedad también aumenta, a su vez,
el dolor.
La técnica más utilizada para luchar contra la ansiedad es la relajación. Hay
diferentes formas de relajarse pero la más usada, por su rapidez, es la
respiración profunda. Es una técnica de relajación y distracción. Consiste en
coger aire por la nariz y llevarlo a la parte más baja de los pulmones (que se
corresponde con el abdomen), tratar de hinchar la tripa como si fuéramos un
globo, aguantar unos segundos (podemos contar: uno, dos, tres…) y a
continuación soltar el aire por la boca lentamente.
Cualquier estrategia de relajación requiere de una práctica continuada y
para aprenderla y practicarla adecuadamente debes acudir a un profesional.
“Cuando tengo dolor lo veo todo negativo y a veces pienso que así no
quiero vivir”.
El dolor, sobre todo si es intenso, aumenta nuestros pensamientos negativos,
catastróficos, hace que lo veamos todo de color negro. Si además dejamos de
hacer actividades, sobre todo las más gratificantes, corremos el riesgo de
padecer un trastorno de depresión. Los pacientes con dolor crónico
presentan más depresión que el resto de la población, aunque este hecho
está más relacionado con la falta de adaptación al dolor que con la
intensidad del mismo. Es normal, el tratar de llevar nuestro día a día nos
supone un esfuerzo de tal magnitud que a veces no podemos más y dejamos
de luchar.
La depresión se caracteriza por un aumento de los pensamientos negativos:
pensamientos de culpa, de inutilidad, de fracaso, de desesperanza y en
ocasiones de muerte (“si desapareciera, mi dolor desaparecería también”).
No debemos sentirnos culpables por tener depresión, y añadir más carga. Si
te sientes de esta forma debes acudir a un psiquiatra y/o un psicólogo, ellos
te ayudarán a salir de la depresión. Recuerda lo más importante, no haces
las cosas NO porque NO quieres, sino PORQUE NO PUEDES.
“¿Qué es la serotonina?”
La serotonina es un neurotransmisor, quiere decir una sustancia que está en
tu organismo y que ayuda al sistema nervioso a estar activo. La serotonina
se fabrica en las fases profundas del sueño y cuando hacemos ejercicio, por
eso las personas que tienen depresión y fibromialgia, tienen un nivel más
bajo de serotonina.
“Hay días que no puedo parar de llorar y otros que todo me enfada y estoy
a la que salta”.
El llanto o la ira son mecanismos de vaciado: imagina un vaso que se va
llenando de agua, gota a gota, cuando está lleno el agua se sale, no podemos
detenerla y además esto viene bien, porque así podemos seguir llenando el
vaso.
Con este ejemplo quiere ejemplificarse la forma en que el dolor y todos los
síntomas asociados nos van cargando y por qué en algunos momentos sin
saber la causa necesitamos explotar llorando o gritando. Es bueno, es
necesario, no te reprimas ni te sientas culpable, porque añadirás más agua al
vaso. Aprende a vaciar el vaso con otras estrategias como el ejercicio, hablar
con un amigo, distraerte haciendo algo que te gusta, haciendo relajación, o
expresando tus sentimientos de forma asertiva (adecuada), etc
“No me gusta como soy, el tener fibromialgia me hace sentir inferior a los
demás, ¿es normal?”
El padecer un trastorno de dolor puede hacer que disminuya la propia
autoestima: cambia la imagen que tenemos de nosotros y nos hace perder
confianza. Es normal, sobre todo en las primeras fases del trastorno en las
que el paciente debe aprender a conoce sus limitaciones. Además también
cambia la imagen que damos a los demás y eso a veces puede suponer un
problema. Puede ayudar el que te fijes en las cosas que haces bien, y trates
de buscar tu nuevo yo en el día a día. A veces no tiene por qué ser peor, es
diferente, puede que el trastorno te ayude a valorar cosas que antes no
parecían tan importantes. Recuerda que lo fundamental es aprender a
querernos.
“Estoy más gorda, ¿ es malo?”
Los fármacos, la ansiedad, la vida sedentaria nos pueden aumentar el peso.
El exceso de peso añade más inflamación, tirantez y dolor al trastorno. No
hay que obsesionarse, pero si se cuida la alimentación puede ayudar a
mitigar el nivel de dolor y cansancio. Ante el exceso de peso debes acudir al
especialista (endocrino) que será el que mejor te ayude. Para empezar
puedes disminuir la ingesta de grasas, y alimentos precocinados y fritos,
toma alimentos más diuréticos (piña, pomelo, te rojo, etc) y practica más
ejercicio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario